martes, 14 de diciembre de 2010

San juan de miraflores (Lima)- Dania Gonzales (Día tres)

Siempre supe (por lo que veía en televisión) que los perros eran más sencibles a todos los desastres o cosas así. Giaco no fue la excepción ese día. Mi patio no era el patio más lindo del mundo, no era muy limpio. Nunca tuve la mejor casa del mundo, pero la quería porque era lo que mis padres pudieron pagar. Lamentablemente, el saber que la construcción no estaba preparada para lo que se venía no me puso muy contenta. Mi perro era recontra inteligente, una vez en la madrugada nos había avisado cuando unos ladrones merodeaban la recta, era vivo y siempre estaba atento a cualquier situación. El caos rondó lima esos dos días, nadie podía creer nada. Eramos yo, mi mamá y mi perro y mis dos hermanas, metidas en nuestra casa de dos pisos, con la puerta de fierro cerrada con seguro y el miedo, la incredulidad en nuestro cerebros. Mi perro ya nos había avisado dos días antes. Todo comenzó la mañana del lunes, yo tenía que ir al colegio y mis hermanas también. Nos levantamos como una mañana cualquiera, preparé el desayuno y me cambié el uniforme. Giaco ladró como nunca y yo salí al patio (en el patio que estaba empinado se podía ver todo lo que pasaba abajo), un señor con saco se arrastraba en el suelo a unos pocos metros abajo de mi casa, prácticamente a la esquina. Me dió pena verlo porque supuse que algo extraño había pasado, un atropello, un disparo talvez. Una vecina mía bajó a auxiliarlo (la recuerdo, era una señora muy colaboradora con todos, recontra servicial) y bueno lo que ví no me gustó para nada. El señor enternado la sujetó del cuello y la mordió como si fuera un animal violento. Ya no podía creer que eso estuviera pasando, quise golpearme o echarme agua en la cara pero sabía que no era sueño que yo estaba lo suficientemente despierta y que esto era una realidad. No quise salir de mi casa, pero mi mamá no logró creerme. Subí al micro con mis dos hermanas y con unos escalofríos incontrolabres. Al llegar al colegio me dí con la sorpresa de que habían cancelado las clases. La situación se ponía tensa con las horas. Nosé como pero logré llevar a mis hermanas a mi casa, a salvo, con mi mamá y la puerta cerrada. Ahora estamos ahí y el panorama (lo que llegué a ver por el patio no es nada agradable y me hace sentir en el fin del mundo). En las noticias salía el señor con el bigote (no recuerdo su nombre) creo que se apellida lucas, algo así. Todos los periodistas decían lo mismo, un poco creíble virus atacó al mundo, manténganse en sus casas. Si talvez Giaco no hubiera ladrado, no estaría aquí... no sé lo que pasará luego, si podremos sobrevivir a esto, pero por ahora pienso en que gracias a dios seguimos vivas.

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